Creo que la última vez que me acerqué a un Colegio Electoral fue cuando lo del Referendum sobre la permanencia o no del Reino de España en la O.T.A.N. No es que sea importante conocer las razones de mi absentismo electoral pero me apetece reiterar que como hombre de izquierda residente en una C.A. sin partidos de esa tendencia lo mejor que puedo hacer, y hago, es quedarse en casita. No obstante me encantan las noches electorales, no tanto por el resultado de los comicios, como porque toda elección resulta ser un juego en el que todos ganan y ninguno pierde. ¡¡jódete y baila¡¡. Los portavoces se niegan a reconocer obviedades tales como que han recibido menos votos que en otras convocatorias o que el rival les ha superado en votos y/o escaños etc. Ya digo, es sumamente divertido pero a buen seguro que si no trataran de justificar su fracaso, los electores, todos ellos, les reconocerían gallardía, saber perder y otras virtudes de las que ya "no se llevan".
Todo lo anterior viene a cuento de la mascarada, del circo -pista de payasos- que tuvo lugar este pasado domingo 9 de noviembre en la Comunidad Autónoma de Cataluña.
Se dice que es de idiotas convocar un referendum para perderlo y ahora se puede afirmar que es de tontos de baba de esos que dicen interpretar "al pueblo" y obedecer sus mandatos, convocar una consulta carente de las mínimas garantías democráticas, que acuda menos de un tercio de los convocados y celebrarlo como una victoria.
Si los dichos tontos de baba, carlistones ellos, tuvieran un mínimo de dignidad hubieran dimitido o bien cuando hablen en nombre de "el pueblo" sostengan que lo hacen en nombre de la cuarta parte del pueblo. Claro es que esta gente, de palmaria ideología totalitaria, huérfanos del menor atisbo de respeto por la praxis política democrática no se detiene en menudencias: "La Causa" exige trazos gruesos, groseros, incluso. ¡¡Todo sea por la Patria¡¡
El comportamiento de estos sujetos era de esperar: son mendaces, falsarios, manipuladores, carentes del menor sentido del ridículo, visionarios. Su pensamiento -es un decir- político bebe de las fuentes del idealismo filosófico, como las religiones y junto con éstas conforman lo que se ha dado en llamar el pensamiento mágico. Unos creen en dioses creadores y otras milongas, y casi los mismos además creen en unas comunidades, también imaginarias, a las que llaman naciones. Dios y la nación preceden a los individuos, sostienen estos artistas cuando ambos conceptos son constructos ideados, nunca mejor dicho, por los seres humanos. La finalidad de ambos es la misma: controlar a la grey para estrujarla mejor y por eso se le inculca el sentido de pertenencia a una religión, a una nación. La historia nos enseña que los nacionalismos y las religiones, amén de las cuestiones económicas, son las ideas que mayores catástrofes han ocasionado al ser humano. Recuérdense las Guerras de Religión, la situación de Oriente Medio,la Guerra de Yugoeslavia etc.
Desocupado lector, te estarás preguntando porque coño he titulado esta Entrada "Reivindicación de don Rajoy" y en lugar de desarrollar mi tesis en el sentido anunciado me dedico a hacer disquisiciones sobre indigentes intelectuales metidos a políticos de opereta, ya sabes "El astucias" "Beau Brummel" "Mari Pili" etc. Trato de calentar el ambiente. Mañana sigo y entro de lleno a loar las excelencias políticas de Maricomplejines. Permaneced atentos queridos míos.
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