En varias “entradas” de este Blog he escrito que la catalana
es una sociedad enferma. A la división
en clases sociales hay que añadirle otra: la del origen geográfico de sus
miembros. En Cataluña los ciudadanos no son todos iguales, unos, “los nuestros”,
los de toda la vida no tienen obstáculos en su promoción personal y
profesional. El resto -la mayoría- debe acreditar su “integración” y hacer suya
una ideología de clase, una cultureta y una lengua que no le son propias,
además de estar dispuesto a comulgar con ruedas de molino. (Los Rufianes, Reyes
etc).
A la mezcla resultante de estas dos formas de discriminación
social hay que añadirle un requerido, socialmente, “posicionamiento” sobre el
llamado proceso hacia la independencia, de resultas de todo ello hay familias
cuyos miembros han dejado de tener relaciones, amistades rotas y la lógica inquietud
que provoca en la ciudadanía la incertidumbre sobre el futuro, en otras
palabras: el miedo, plenamente justificado si se tiene en cuenta la catadura moral, intelectual y política de los que dirigen la
nave Argo en busca de su vellocino de oro que no es otro que la mamella
presupuestaria.
La ideología de esta clase dominante lo impregna
absolutamente todo -totalitarismo- y de ello no escapan ni los miembros de los
partidos que se oponen a ese dislate de la secesión.
Vean un ejemplo: Con la que está cayendo, con una Cataluña
paralizada en todos los órdenes a Alfonso Sánchez Fisac, -de profesión
pinchadiscos- diputado del principal partido de la oposición en el parlamento
autonómico catalán,- Ciudadanos- que formular una pregunta a la Mesa del Parlament, del siguiente tenor:
“Interesa saber a este diputado y a su grupo parlamentario:
comenzada la campaña de recogida de setas y la afluencia masiva de boletaires
(…) ¿Existe información al ciudadano sobre cómo cocinar las setas?“.
“Manda guevos” que diría Federico Trillo el impresentable
representante español ante el Gobierno del Reino Unido. ¡¡Qué país, Miquelarena¡¡.
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