jueves, 5 de enero de 2017

Ciudadanos y la política culinaria del Parlamento

En varias “entradas” de este Blog he escrito que la catalana es una sociedad enferma.  A la división en clases sociales hay que añadirle otra: la del origen geográfico de sus miembros. En Cataluña los ciudadanos no son todos iguales, unos, “los nuestros”, los de toda la vida no tienen obstáculos en su promoción personal y profesional. El resto -la mayoría- debe acreditar su “integración” y hacer suya una ideología de clase, una cultureta y una lengua que no le son propias, además de estar dispuesto a comulgar con ruedas de molino. (Los Rufianes, Reyes etc).

A la mezcla resultante de estas dos formas de discriminación social hay que añadirle un requerido, socialmente, “posicionamiento” sobre el llamado proceso hacia la independencia, de resultas de todo ello hay familias cuyos miembros han dejado de tener relaciones, amistades rotas y la lógica inquietud que provoca en la ciudadanía la incertidumbre sobre el futuro, en otras palabras: el miedo, plenamente justificado si se  tiene en cuenta la catadura moral,  intelectual y política de los que dirigen la nave Argo en busca de su vellocino de oro que no es otro que la mamella presupuestaria.

La ideología de esta clase dominante lo impregna absolutamente todo -totalitarismo- y de ello no escapan ni los miembros de los partidos que se oponen a ese dislate de la secesión.

Vean un ejemplo: Con la que está cayendo, con una Cataluña paralizada en todos los órdenes a  Alfonso Sánchez Fisac, -de profesión pinchadiscos- diputado del principal partido de la oposición en el parlamento autonómico catalán,- Ciudadanos- que formular una pregunta  a la Mesa del Parlament, del siguiente tenor:

“Interesa saber a este diputado y a su grupo parlamentario: comenzada la campaña de recogida de setas y la afluencia masiva de boletaires (…) ¿Existe información al ciudadano sobre cómo cocinar las setas?“.

“Manda guevos” que diría Federico Trillo el impresentable representante español ante el Gobierno del Reino Unido.  ¡¡Qué país, Miquelarena¡¡.


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