martes, 1 de noviembre de 2016

Pedro Sánchez juega con la matrioska nacional.

Hoy he comido en Portobello. Las angulas deliciosas y el solomillo, al punto menos uno, excelente y el surtido de sorbetes indescriptible y, claro, un Pesquera reserva del 97 “zuperió”.

Me han invitado mis amigos Melody y Lagar con quienes no compartía mesa hacía demasiado tiempo y acepté la invitación a reserva de comprobar que la tarjeta de pago fuera blanca o, arco iris, en caso de pagar Melody. Verificado el teñido del medio de pago procedimos a dar buena cuenta del delicado yantar durante el que celebramos algunas anécdotas en las que tuvimos algún papel.

Tomamos café en una cafetería próxima y Lagar, que conoce casi todas mis debilidades, pidió unos “Vintage Balblair 1975”, elección que fue celebrada convenientemente.

Apenas libado por primera vez el excelente malta, Lagar preguntó
-         Pepe ¿Viste la entrevista a Pedro Sánchez que hizo Évole en la Sexta?
-         No, queridos, no, ya sabéis lo que pienso de Évole.
-         ¿Qué piensas?
-         Pues que es como Rufián pero  en versión presentable.
-         Bueno, pero al menos habrás leído algo ¿Qué opinas de lo de España nación de naciones?
-         Pues que Sánchez es un populista vergonzante con menos fondo que una lata de anchoas y una cultura política nivel Rufián.
-         Si Pepe, como tú quieras, pero explícanos eso de las naciones porque ¿eso de naciones hace referencia a personas, no?
-         Si querido Melody, personas. Te explico: hay gente -los nacionalistas- que creen las personas tienen espíritu y el conjunto de personas a considerar, la nación, el pueblo etc también tiene su propio espíritu (volksgeits en alemán) en virtud del cual cada nación tiene unos rasgos comunes e inmutables a lo largo de la historia.

-         Ya te veo venir Pepe -dijo Lagar.

-         Déjame, que concluyo, Lagar.  Nación y lo que se quiere decir con la palabra es un verdadero desatino desde punto de la filosofía materialista, del racionalismo etc, lo de nación de naciones es metafísicamente imposible porque ¿Cuántos espíritus tiene la nación que engloba a las otras?  ¿Su “espíritu” es el resultado de la suma de otros sub-espíritus?  ¿Cuántas identidades tienen los “nacionales” de éstas? ¿Y los de las otras? ¿Hay volksgeits de primera y de segunda categoría?

-         Si las naciones están formadas por individuos que comparten una identidad, ¿Cuántas naciones hay en Cataluña, por ejemplo? ¿Puede aplicarse al conjunto de la ciudadanía catalana en concepto de Nación en el mismo sentido que a la Nación Comanche? Hablar en el “primer mundo”, en el primer cuarto del siglo XXI, de “naciones” en el sentido que tuvo la palabra en la segunda mitad del siglo XIX, donde la mayoría de la gente no salió nunca de su pueblo y era, además, analfabeta, es un auténtico dislate, máxime si, como quieren los nacionalistas, su “nación” (cultural) tiene derecho a decidir tener una organización jurídica del poder político al más alto nivel para preservar que se  pueda escribir “poblema” (pronúnciese “publema”) en lugar de “problema”.

Volviendo a Sánchez:  este muchacho que puede ser calificado, sin caer en hipérbole, de indigente intelectual y cultural, cree que practicando el “sostenella y no menealla” (Como decía mi amigo J.N.E.) va a despertar las simpatías del “personal”, siempre proclive a ponerse de parte del David de turno. Magro bagaje, a fe mía.  ¿Qué sucederá cuando llegue a visitar a los “compañeros y compañeras” de la Agrupación de un pueblín castellano y les hable de convocar referanda para hacer 50 exespañas y que cuando quieran visitar a sus nietos en Mondragón o Mataró tendrán que exhibir pasaporte?
¡¡Valiente idiota¡¡

-         Vale, Pepito, nos has convencido. Sánchez es otro pardillo que no ha sabido resistirse a los cantos de sirena del nacionalismo.


Vamos muchachos, apurad los vasos y vamos a casa donde os haré una prospectiva a corto y medio plazo de la política que viene.

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