miércoles, 12 de octubre de 2016

Golpe de Estado "a la catalana" XXXIV. "La cuestión catalana" y El País.

Mientras desayunaba ayer 11-10-16 escuchaba la Cadena SER, tal y como habitualmente hago todos los días. Sobre las 0900 horas el periodista Iñaki Gabilondo -buen periodista y mejor tipo- dio lectura a su “sermoncito”. El de ayer versaba sobre la visita de Puigdemont a Madrid. Como suelen hacer los progresitas a la violeta que van de “equidistantes” censuró -levemente- el procès hacia la Arcadia feliz- y le dio estopa al Gobierno por no haber asistido en pleno a la diatriba que impartía el hijo del Pastelero de Amer (Gerona). Hoy he leído el Editorial de El País, bien escrito (¿por Rubalcaba?) y que está en la misma línea de lo expuesto por Gabilondo. En el referido Editorial se dice que:

Hasta ahora la élite política española ha carecido de todo tipo de iniciativa (la reforma constitucional lo es, pero a largo plazo). Urge lanzar una propuesta susceptible de consenso y encauzar el litigio de una vez por todas. La propuesta no puede sino pasar por el diálogo, quizá a través de una comisión de reforma federal de la Constitución o de una subcomisión para una propuesta específica ante la cuestión catalana —como pidieron los nacionalistas de la ex Convergència— que sirva para madurar alternativas factibles y vías de entendimiento”

Ya casi no me sorprende nada en política y comprendo que las cuentas de PRISA hay que cuadrarlas -¿Para cuándo un El País en euskera, gallego, valenciano, en panocho etc?- pero nunca podía haber imaginado que mi diario de los últimos 40 años creyera en “hechos diferenciales” que conlleven privilegios y canonjías, vulnerando el Principio/Derecho de Igualdad. El País sabe que el Régimen cleptocrático imperante en Cataluña no llega ni a democracia formal porque no se respetan los más elementales derechos que todo Estado de Derecho tiene como fundamento. En otra palabras: más de la mitad de la ciudadanía catalana, además de explotada económicamente se encuentra marginada para el acceso a la Administración, negada su presencia en los medios de comunicación, obligada a callar -coacción social y gubernamental- cuando sus hijos son educados en lengua distinta a la materna y sobre materias   pasadas por el tamiz nacionalista y un sinfín de dislates acientíficos.

He reflexionado sobre la postura de El País, devenido órgano de comunicación de la derecha civilizada y es posible que el Editorial que comento sea parte de una estrategia que reconduzca el catalanismo a lo que siempre fue: una ideología victimista, conservadora,  propia de la burguesía que, como es sabido es la  única clase social que tiene “conciencia de clase” con todo lo que ello comporta.

Las burguesías -central y periférica- saben que unas elecciones en Cataluña ahora supondrían una victoria de la izquierda, desde la más extrema a los ignorantes esos de Esquerra. La primera víctima de esa hipotética situación sería la propia burguesía catalana que ahora no tiene un Tarradellas para que les saque las castañas del fuego “amansando a la fiera”. A la oligarquía mesetaria y a su Administrador, también llamado Gobierno español, les preocuparía y mucho esa situación por lo que habiendo “intereses de clase” entre mesetarios y estetas mediterráneos habría que ponerse a trabajar en el “tema”, por si acaso.

Se trata de rescatar a la burguesía de sus propios errores, dándole una oportunidad ya que está desnortada. En efecto, veamos el recorrido del “procès”:
A)    Desde que fue investido president, Puigdemont  no se cansa de repetir por activa, por pasiva y perifrástica que su objetivo es dejar a Cataluña a las puertas de la secesión  dándose un plazo de 18 meses para preparar las estructuras de Estado y  convocar unas elecciones "constituyentes" seguidas de un referéndum de ratificación de la Constitución de la República catalana.

B)    Antes, en las elecciones de 27 de setiembre de 2015, calificadas de “plebiscitarias , Artur Mas prometió que le bastaba con una mayoría de 68 diputados para "proclamar" la independencia. Tras el 27S acabó aceptando que con el 47,7% de los votos no podía "culminar" la secesión pero si existía “mandato democrático” del Pueblo de para "empezar" el proceso de "desconexión" de España.

C)    Que Puigdemont sostuvo más tarde que la presente legislatura, llamada "desconexión" ya no "acababa" al final de los 18 meses, tal como aprobó el Parlamento catalán  en resolución el 9-N de 2015, o como tantas veces él mismo había repetido, sino que ahora "culminaba" con la aprobación de la ley de transitoriedad jurídica que se aprobará a finales de julio de 2017.

D)    La última resolución que aprobaron “Juntos por el Sí” y la CUP en el Parlament dice que las "constituyentes" se convocarán si los partidarios de la secesión ganan con más del 50% de los votos el anunciado referéndum "vinculante" del año próximo, lo que presupone sobre todo que tal cosa vaya a celebrarse.

E)     Que tanto las CUP como ERC son partidarias -puesto que ya tienen el “mandato democrático”- de proclamar la independencia sin más referenda ni más leches.

Un castizo que quisiera definir la situación política en Cataluña diría sencillamente ”no se aclaran”. En efecto, Convergencia empieza a ser consciente del peligro que una Independencia “de izquierdas” significa para los intereses de la clase a la que representa, también conocida, de forma sinecdoquial, como Cataluña. Han jugado a Aprendiz de Brujo cuando son simplemente aprendices de políticos o políticos pueblerinos,  osados, eso sí y ahora hay que arreglar el “desgabell” que han montado y aquí entra El País.

Tengo escrito que Rajoy aplicaba la misma política para la ”cuestión catalana” como con ETA, política que puede resumirse con un “Ni puto caso”. ETA quiere negociar la entrega de armas por presos y el Estado se limita a aplicar la legislación vigente. Pero con los nacionalistas catalanes -tipos pesados donde los haya- hay que hacer “alguna cosa” le han dicho a Maricomplejines y él que confia únicamente en la tendencia tan española y por tanto catalana,  de “ser cabezas de ratón en lugar de cola de león”  o dicho de otra manera: los distintos grupos  que forman el Glorioso Movimiento Nacional se pelearán y el grado de decepción de las gentes que los apoyan irá en aumento hasta que el “procès” sea un mal recuerdo., y él, Rajoy, decía,  puede estar pensando en crear una Comisión (parlamentaria, de partido etc) para estudiar el asunto.

Como todo el mundo sabe y así lo  dijo Napoleón “Si quieres que algo no funcione, crea una comisión”, que es lo que pidió el trilero Homs y ahora reclama El País. En este supuesto, creación de comisión, las contradicciones internas de los distintos grupos y banderías que se soportan en el dicho Movimiento Nacional no tardarán en estallar y una vez más quedará probado que para la burguesía ni Patria ni hostias, “la pela”.

Entesos?


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