Mientras desayunaba ayer 11-10-16 escuchaba la Cadena SER,
tal y como habitualmente hago todos los días. Sobre las 0900 horas el
periodista Iñaki Gabilondo -buen periodista y mejor tipo- dio lectura a su “sermoncito”.
El de ayer versaba sobre la visita de Puigdemont a Madrid. Como suelen hacer
los progresitas a la violeta que van de “equidistantes” censuró -levemente- el
procès hacia la Arcadia feliz- y le dio estopa al Gobierno por no haber
asistido en pleno a la diatriba que impartía el hijo del Pastelero de Amer
(Gerona). Hoy he leído el Editorial de El País, bien escrito (¿por Rubalcaba?)
y que está en la misma línea de lo expuesto por Gabilondo. En el referido
Editorial se dice que:
“Hasta ahora la élite política española ha carecido de todo tipo de
iniciativa (la reforma constitucional lo es, pero a largo plazo). Urge lanzar
una propuesta susceptible de consenso y encauzar el litigio de una vez por
todas. La propuesta no puede sino pasar por el diálogo, quizá a través de una
comisión de reforma federal de la Constitución o de una subcomisión para una
propuesta específica ante la cuestión catalana —como pidieron los nacionalistas
de la ex Convergència— que sirva para madurar alternativas factibles y vías de
entendimiento”
Ya casi no me sorprende nada en política y
comprendo que las cuentas de PRISA hay que cuadrarlas -¿Para cuándo un El País
en euskera, gallego, valenciano, en panocho etc?- pero nunca podía haber
imaginado que mi diario de los últimos 40 años creyera en “hechos diferenciales” que conlleven privilegios y canonjías,
vulnerando el Principio/Derecho de Igualdad. El País sabe que el Régimen
cleptocrático imperante en Cataluña no llega ni a democracia formal porque no
se respetan los más elementales derechos que todo Estado de Derecho tiene como
fundamento. En otra palabras: más de la mitad de la ciudadanía catalana, además
de explotada económicamente se encuentra marginada para el acceso a la
Administración, negada su presencia en los medios de comunicación, obligada a
callar -coacción social y gubernamental- cuando sus hijos son educados en
lengua distinta a la materna y sobre materias pasadas
por el tamiz nacionalista y un sinfín de dislates acientíficos.
He reflexionado sobre la postura de El País,
devenido órgano de comunicación de la derecha civilizada y es posible que el Editorial
que comento sea parte de una estrategia que reconduzca el catalanismo a lo que
siempre fue: una ideología victimista, conservadora, propia de la burguesía que, como es sabido es
la única clase social que tiene “conciencia
de clase” con todo lo que ello comporta.
Las burguesías -central y periférica- saben que
unas elecciones en Cataluña ahora supondrían una victoria de la izquierda,
desde la más extrema a los ignorantes esos de Esquerra. La primera víctima de
esa hipotética situación sería la propia burguesía catalana que ahora no tiene
un Tarradellas para que les saque las castañas del fuego “amansando a la fiera”.
A la oligarquía mesetaria y a su Administrador, también llamado Gobierno
español, les preocuparía y mucho esa situación por lo que habiendo “intereses
de clase” entre mesetarios y estetas mediterráneos habría que ponerse a
trabajar en el “tema”, por si acaso.
Se trata de rescatar a la burguesía de sus propios
errores, dándole una oportunidad ya que está desnortada. En efecto, veamos el
recorrido del “procès”:
A)
Desde
que fue investido president, Puigdemont
no se cansa de repetir por activa, por pasiva y perifrástica que su
objetivo es dejar a Cataluña a las puertas de la secesión dándose un plazo de 18 meses para preparar
las estructuras de Estado y convocar
unas elecciones "constituyentes" seguidas de un referéndum de
ratificación de la Constitución de la República catalana.
B)
Antes,
en las elecciones de 27 de setiembre de 2015, calificadas de “plebiscitarias , Artur
Mas prometió que le bastaba con una mayoría de 68 diputados para
"proclamar" la independencia. Tras el 27S acabó aceptando que
con el 47,7% de los votos no podía "culminar" la secesión pero
si existía “mandato democrático” del Pueblo de para "empezar" el
proceso de "desconexión" de España.
C)
Que
Puigdemont sostuvo más tarde que la presente legislatura, llamada
"desconexión" ya no "acababa" al final de los 18
meses, tal como aprobó el Parlamento catalán
en resolución el 9-N de 2015, o como tantas veces él mismo había repetido,
sino que ahora "culminaba" con la aprobación de la ley de
transitoriedad jurídica que se aprobará a finales de julio de 2017.
D)
La
última resolución que aprobaron “Juntos por el Sí” y la CUP en el Parlament
dice que las "constituyentes" se convocarán si los partidarios
de la secesión ganan con más del 50% de los votos el anunciado referéndum
"vinculante" del año próximo, lo que presupone sobre todo que
tal cosa vaya a celebrarse.
E)
Que
tanto las CUP como ERC son partidarias -puesto que ya tienen el “mandato
democrático”- de proclamar la independencia sin más referenda ni más leches.
Un castizo que
quisiera definir la situación política en Cataluña diría sencillamente ”no se
aclaran”. En efecto, Convergencia empieza a ser consciente del peligro que una
Independencia “de izquierdas” significa para los intereses de la clase a la que
representa, también conocida, de forma sinecdoquial, como Cataluña. Han jugado
a Aprendiz de Brujo cuando son simplemente aprendices de políticos o políticos
pueblerinos, osados, eso sí y ahora hay
que arreglar el “desgabell” que han montado y aquí entra El País.
Tengo escrito que
Rajoy aplicaba la misma política para la ”cuestión catalana” como con ETA,
política que puede resumirse con un “Ni puto caso”. ETA quiere negociar la entrega
de armas por presos y el Estado se limita a aplicar la legislación vigente.
Pero con los nacionalistas catalanes -tipos pesados donde los haya- hay que
hacer “alguna cosa” le han dicho a Maricomplejines y él que confia únicamente en
la tendencia tan española y por tanto catalana, de “ser cabezas de ratón en lugar de cola de león”
o dicho de otra manera: los distintos
grupos que forman el Glorioso Movimiento
Nacional se pelearán y el grado de decepción de las gentes que los apoyan irá
en aumento hasta que el “procès” sea un mal recuerdo., y él, Rajoy, decía, puede estar pensando en crear una Comisión
(parlamentaria, de partido etc) para estudiar el asunto.
Como todo el mundo
sabe y así lo dijo Napoleón “Si quieres
que algo no funcione, crea una comisión”, que es lo que pidió el trilero Homs y
ahora reclama El País. En este supuesto, creación de comisión, las
contradicciones internas de los distintos grupos y banderías que se soportan en
el dicho Movimiento Nacional no tardarán en estallar y una vez más quedará probado
que para la burguesía ni Patria ni hostias, “la pela”.
Entesos?
Se admiten apuestas.
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