martes, 24 de enero de 2017

Vida y milagros del Embajador de la II República Catalana ante el imperio Austrohúngaro.

Carlos Dávila es un periodista madrileño, más de derechas que Franco y que a buen seguro piensa que Mariano Rajoy es un peligroso comunista.  Ni que decir tiene que es un auténtico conspiranoico, en la mejor tradición del periodismo puesto al servicio de unos intereses políticos, normalmente reñidos con la verdad objetiva.

Hace algún tiempo y por casualidad sintonicé une emisora de Tv en donde se emitía una “tertulia” donde participaba Dávila y conocí el careto del individuo, careto que está en consonancia con sus ideas casposas y consecuentemente cambié de “cadena”.

Hoy he vuelto a leer un artículo de este calvorota dada la repercusión que ha tenido en los terminales mediáticos de propaganda del Régimen pospujolista y   he llegado a la conclusión que Dávila es un tipo cachondo que como buen nacionalista conoce a los de su propia cuerda, aunque en bando contrario, y les ha gastado una broma pesada.
Leamos algunos párrafos del escrito de Dávila:

¿Nos está diciendo la verdad el Gobierno sobre lo que pasa realmente con Cataluña? Todo parece indicar que no. En la realidad, no está tan claro que la Generalitat esté perdiendo el partido.

“¿Nos está diciendo la verdad el Gobierno sobre lo que pasa realmente con Cataluña? Todo parece indicar que no. En la realidad, no está tan claro que la Generalitat esté perdiendo el  partido.
Desde hace meses, desde los primeros días de septiembre, Rajoy tiene sobre su mesa de trabajo el informe, confidencial como no puede ser de otra manera, de los servicios de inteligencia (en plural y en minúscula porque son varios estos servicios) en el que, al menos, se informa de tres conclusiones de extraordinaria trascendencia: primera, de que empieza a abrirse una brecha de solidaridad con España en algunos países europeos; segunda, de que hay un “embajador” catalán en Viena que está llevando con singular éxito las relaciones del Govern con la Unión Europea y más concretamente con los estados que más recientemente se han constituido como tales; tercera, que, y esto resulta medianamente positivo, no existen demasiadas posibilidades de que al fin, Puigdemont y su cuadrilla puedan celebrar, como quieren y pretenden, el referéndum de independencia.
Aún se puede añadir una cuarta conclusión: que el actual descenso del ánimo independentista, el “soufflé”como se le denomina en los citados servicios de inteligencia, puede revertirse, cambiar en cualquier momento; es más, en muy breve plazo. ¿Cómo? Fácil si el fuguista presidente de la Generalitat consigue que los anarquistas furiosos de la CUP aprueben sus Presupuestos, y si sale de su prevista, y aún no fijada, entrevista con Rajoy, presentándose como una víctima absoluta de la intransigencia de “Madrit”.
El Gobierno popular español conoce también al dedillo las actividades del denominado abusivamente “embajador” de Cataluña en Austria, un experto en relaciones internacionales, que habla mejor alemán que la propia Merkel, al que se le califica como “especialmente listo” en los informes de la Inteligencia. Este Adam Casals lleva trabajando en Viena desde julio de 2005 y desde luego sus cometidos se alargan mucho más de los reducidos que pueda desarrollar en la ciudad del Danubio Azul, porque Casals tiene encomendadas por el peculiar conseller de Exteriores de la Generalitat, el madrileño Raúl Romera, las relaciones nada menos que con otros cinco estados más: Eslovenia, Croacia, Chequia, Eslovaquia y Hungría.
No es inocente este encargo porque los primeros países citados son independientes desde hace apenas treinta años y tienen una sensibilidad muy notable respecto a procesos de secesión como los que ellos vivieron tras las caída del telón de acero y la consiguiente derrota del régimen  soviético. Inteligencia y por tanto el Gobierno saben de las martingalas de este individuo y son, según hay que esperar, perfectamente conscientes del peligro que supondría el triunfo de las actividades, muy bien financiadas por cierto con el dinero de todos los españoles, de Casals, su representación y por consiguiente del Govern de la Generalitat.”
Fin de la cita.


Ruego a vuesas mercedes que observen las dos fotografías adjuntas





Sí,  sí, es EL¡¡¡
Observen las patibularias patillas. Y el pelo: en la primera se observa que el tipo ahorra en champú y lo tiene sucio y en la segunda, ya limpio,  esboza  un tupé de los llamados “arriba España”.  George Bryan Brummel y Petronio fueron conocidos, en su tiempo, como “arbiter elegantiarum”. No creo que sea el caso del sujeto que nos ocupa.  Reparen en las gafas, modernas ellas, inadecuadas para un “carapan” como éste y ¿qué me dicen de la corbata? Debe ser un mensaje subliminal -cuadros escoceses por aquello del referéndum-.

Es obvio que Dávila trata de presionar al Gobierno para que endurezca la política con los sediciosos cortando el grifo de la financiación  etc y no se le ha ocurrido otra cosa mejor que afirmar que existe un Informe de los Servicios de Inteligencia sobre el fiasco catalán -deben existir docenas de ellos-  donde se dice que este pollo es especialmente listo dado que habla alemán. ¡¡Hay que jorderse con Dávila¡¡.

Veamos la respuesta a Dávila de Casals, entre bobos anda el juego,

“Esta mañana, Mònica Terribas empezaba su programa en Catalunya Ràdio preguntándose si tenía que ser extraordinario que un delegat del Govern realizara bien su trabajo. Y es que el artículo de Carlos Dávila en Esdiario, del que ayer se hacía eco en primicia El Nacional y después toda una serie de medios, ha levantado mucha polvareda.
El artículo pone de manifiesto el creciente nerviosismo en Madrid en relación con las actividades y el despliegue internacional del verdadero "Ministerio" de Exteriores catalán, dirigido con gran eficiencia y visión estratégica por el conseller Raül Romeva, en este Govern hiperactivo del vicepresident Junqueras y el president Puigdemont.
Siguiendo los argumentos de Terribas, no debería ser noticia que Catalunya defienda sus intereses nacionales de forma eficaz en el exterior, ni que para hacerlo no dude en hablar con todos los interlocutores posibles, en todos los escenarios posibles y en todos los países posibles. Esta es una parte del trabajo que desarrollamos, día a día, el personal de Exteriors por todo el mundo. Porque nuestro trabajo es generar simpatías para nuestro país, allí donde vamos. Y lo hacemos muy bien. No lo digo yo; lo dice el CNI.
Pero eso no significa que tengamos nada en contra de España, sino al contrario. Catalunya es el único sitio de España donde hay una oposición real y vertebrada al Gobierno del Partido Popular. Catalunya es el único lugar donde la sociedad civil y la clase política han vertebrado, con los años, un proceso ilusionante y una alternativa de futuro; un proyecto positivo, cívico, democrático, de construcción de un nuevo país mejor que el actual, donde nuestros hijos podrán vivir mejor que nosotros. Y esta es la verdadera novedad en una España que ha perdido la ilusión porque, a pesar de probarlo todo, han acabado ganando otra vez los de siempre, con todo lo que ello comporta, presuntamente.
Lo que sí que es preocupante es que el CNI, con el dinero de todos los españoles, y por lo tanto también de los catalanes, se dedique a espiar las actividades de un gobierno amigo y hermano, como es el Govern de Catalunya, representante legal del Estado en nuestro país. Un Govern con una legitimidad democrática indiscutible, y con una legitimidad histórica anterior a la Constitución española y que emana de las tradiciones y de las Instituciones de la Catalunya soberana de la Edad Media.
Si eso sucediera en Baviera, o en Flandes, o en Quebec, o en Sajonia, en otros países o Länder que tienen servicios exteriores propios y eficientes, el escándalo sería máximo. Porque Catalunya no es Corea del Norte. Catalunya es un país democrático y próspero en un sitio estratégico del Mediterráneo Occidental, y una de las naciones decanas de Europa, fundada hace más de mil años por un rey francoalemán. Catalunya, y sus ciudadanos,  y sus contribuyentes, se merecen, nos merecemos, el respeto de las Instituciones del Estado español.

Y es esta falta de respeto continuada, de los que ya no nos consideran parte de su Estado y por eso nos espían, y ordenan que se nos espíe, lo que llevará a este país, de manera casi segura, a las puertas de una próxima independencia. Porque hay que decir basta, a todo esto.

Adam Casals, Delegat del Govern de Catalunya en Austria”



El escrito pone de manifiesto que estamos ante un “pelota” de marca mayor, especialista en dar jabón a sus Jefes, en eutobombo, en análisis simplistas, en desconocimiento de la historia general y de las ideas políticas en particular. Vamos ¡¡un pardillo¡¡ al que le viene como zanahoria  al c+++ en cargo de Embajador en el Imperio Austrohúngaro. ¡¡Vaya tropa¡¡.







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