No recuerdo en cuál de las “entradas” que escribí al inicio
del “procés” (p. prusés) hacía un vaticinio: el tal “procés” concluiría con un
alto grado de frustración, fruto de la impotencia y de la ausencia de sentido
del ridículo. La Transición catalana hacia Neverland (País de nunca jamás, en
castellano) terminará en El Desencanto, (“No és això, companys, no és això”,
Tornarem a lluitar etc). Tratando de evitar cualquier forma de voluntarismo y
procurando no confundir deseos con realidades me parecen evidentes los primeros
indicios de “crisis” en el seno el Movimiento Nacional Catalán, indicios que
pronto, muy pronto se harán mucho más patentes y aquí estaré para recogerlos en
una nueva “etiqueta” que todavía no tiene título: lo de “Crónica de un
desencanto anunciado” me parece poco original y “Gabo” podría enfadarse en el
más allá. “El desencanto” solo hay uno, el de Jaime Chabarri. Así que no sé ……
quizá “Del éxtasis al desastre”. Suena algo melodramático para unos sucesos que
no pasan de la categoría de sainete, con mucho de astracanada y aburrido como polvo conyugal. Con carácter
provisional ahí queda este marbete.
En varias ocasiones me he referido a la atribución en el
aumento de independentistas a Rajoy hecha por gentes de todo el espectro
político y no solo en Cataluña. Recuerdo una desafortunada intervención en ese
sentido de Hernando, Portavoz en el Congreso del grupo Socialista, con Sánchez
y después de Sánchez. Cuando algún independentista me lo ha dicho personalmente
he respondido con ironía esgrimiendo la acreditada torpeza de los políticos
catalanes para gobernar, toda vez que necesitan externalizar ese “trabajo”
consustancial a todo nacionalismo que se precie. Si el debate continúa suelo
rematar la discusión con una pregunta cargada de malicia: “Y Franco ¿Cuántos independentistas
hizo Franco? Cuando el dictador murió había catalanistas, pero salvo el racista
asqueroso de Barrera, no había independentistas. En cualquier caso, el “argumento”
que esgrimen -hacer independentistas- contesta a la pregunta ¿el
independentista nace o se hace? Se hace, evidentemente y de forma deliberada y
no como reacción a una situación de opresión o ¿La sociedad catalana, el
conjunto de la ciudadanía, está más oprimida ahora que cuando Franco?
¿Su P.I.B y nivel de vida, en general, eran mejores entonces o lo son ahora? ¿Con Franco la docencia, ¿la Administración pública y los rótulos de los comercios, por poner solo tres ejemplos, se hacían en catalán o en castellano? ¿Cuándo venía Franco a Barcelona se le silbaba o se le aplaudía, se quemaban sus retratos o se le rendía empalagosa pleitesía? Los ejemplos son infinitos.
¿Su P.I.B y nivel de vida, en general, eran mejores entonces o lo son ahora? ¿Con Franco la docencia, ¿la Administración pública y los rótulos de los comercios, por poner solo tres ejemplos, se hacían en catalán o en castellano? ¿Cuándo venía Franco a Barcelona se le silbaba o se le aplaudía, se quemaban sus retratos o se le rendía empalagosa pleitesía? Los ejemplos son infinitos.
Las gentes de Convergencia, autonomistas ellos, nada
revolucionarios y miedosos como todo burgués que por tal se tenga han jugado a
Aprendices de Brujo. Sin pretenderlo han abierto la Caja de Pandora y ahora no
pueden cerrarla y además la llave la tienen gentes a las que “les canta el
alerón” que dicen los castizos y no parece que quieran soltarla.
El control de la educación-adoctrinamiento, del tejido
asociativo, de los medios de comunicación etc ha desembocado en una situación
que bien pudiera calificarse de Banalización del Nacismo, tal como lo hacen los
chicos de “Catalibanes”, situación que en síntesis consiste en:
Acusación contra quienes, públicamente, señalan presuntas
coincidencias entre las tácticas de propaganda y actuación del nacionalismo
catalán y el Nazismo fetén de Hitler (formación de mosaicos humanos, desfiles nocturnos con antorchas,
politización del deporte, culto a la simbología, apelación a los instintos
primarios y a la emotividad de las masas, dogmatismo, victimismo, maniqueísmo,
etnicismo, tribalización de la sociedad, apropiación del concepto de patria,
criminalización de los disidentes señalándoles como enemigos del pueblo,
adoctrinamiento escolar, ideologización de la infancia, adulteración de la
historia, forja de una mitología a conveniencia, manipulación informativa,
control de los medios de comunicación, conculcación de derechos y libertades,
desacato de la legalidad y de las decisiones judiciales, destrucción del Estado
desde dentro tras servirse de las urnas para conquistar el poder, imperialismo,
anexión de territorios incluidos en la fabulación bautizada con el nombre de
Països Catalans etc.), en definitiva: El éxtasis del catalanismo. Ahora se
empieza a dibujar el horizonte el desastre que deseo sea de tal grado que, al
menos, sirva para intentar restañar alguna de las profundas heridas que dejarán
en Cataluña y respecto del resto de españoles
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