viernes, 28 de octubre de 2016

Algunas paradojas del nacionalismo

El Digital catalán, que no catalanista, Crónica Global se hacía eco, en su edición del pasado 22 de octubre, de unas declaraciones a la COPE de Nuria Parlón, alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona). Dijo la Srtª Parlón:
Susana Díaz no ha valorado que Rajoy ha sido el principal creador de independentistas de Cataluña.

Al leer esa afirmación me dije: “Otra que tal baila”.  Los nacionalistas de “toda la vida”, los nuevos y los que más o menos conscientemente están en su órbita (¡¡Ah la ideología de la clase dominante¡¡) repiten una y otra vez eso de que el “responsable” del aumento de los independentistas es cosa del Partido Popular y de su líder máximo, Rajoy.

Los nacionalistas son maestros de la paradoja, expertos en falacias, peritos de la paráfrasis, avezados sofistas y hábiles en el terreno de elación y de la digresión. Como saben que se dirigen a gentes simples, políticamente hablando, crédulos en busca de paraísos terrenales y otras quimeras no hacen un esfuerzo, si es que se han dado cuenta, de las contradicciones insalvables en que incurren en su relato. Veamos.

Parafraseando a Lenin he escrito en alguna ocasión que el Nacionalismo es la enfermedad infantil del capitalismo. Me interesa resaltar el adjetivo “infantil” ya que de otra manera resulta casi imposible explicar el qué es nacionalismo.

 Unos sujetos, los nacionalistas, dicen que otros muchos, como ellos forman una nación, pero esos “otros” no lo saben y por ello hay que extender la conciencia nacional. Primera paradoja: si no hay un conjunto importante de individuos con conciencia nacional es que no hay nación ya que según aquéllos por Nación hay que entender a un conjunto de individuos dotados de identidad compartida, con conciencia de identidad y que, en virtud de ello, muestran voluntad de soberanía.

-¿Y a qué clase de identidad ser refieren? 

-Pues supongo que a cultural o a étnica o a ambas. 

-¿Y ya está todo?

-No, no, esos individuos deben tener conciencia de que su identidad es compartida por otros, con independencia de que eso sea cierto o no. Ejemplos: ¿Pisarello, el teniente alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y Ana Surra la uruguaya extupamara, diputada por ERC, no obstante sus rasgos indígenas y su frustrada pretensión de hablar el catalán de forma mínimamente inteligible, forman parte de la nación catalana?  Claro que sí porque esos dos personajes tienen voluntad de ser catalanes, por el momento.  Es la voluntad lo que cuenta en última instancia, “voluntad de ser una nación”. Segunda paradoja: si se tiene voluntad de ser algo es que no se es ¿O no? Tonterías.  Prosigamos. Como “somos una nación” tenemos “derecho a decidir” si formamos un nuevo Estado.

-Sí, pero hace poco más de cinco años, la mayoría de los catalanes estaban equivocados: creían ser españoles.

-Tenían una creencia falsa hasta que se les ha enseñado el recto camino mediante el método de “palo y zanahoria”,  con un sistema educativo creado al efecto, unos medios de comunicación estabulados, poblados de plumillas apesebrados y otras muchas formas de control social.

-¿Y qué hacemos con el otro 50% del censo que parece no querer tragar?

-Reeducarlos convenientemente cuando tengamos todo el poder: los derechos de unos millones de charnegos no nos pueden estropear la fiesta de la libertad, de la democracia y de realizar nuestra "unidad de destino en lo universal".

-Y Rajoy ¿Qué pinta en este asunto?

-Nada, querido amigo, nada, es un trampantojo para desviar la atención sobre los métodos que se emplean para “cristianizar” al personal porque ¿Vd cree que hay más de 100 ciudadanos que se hayan leído la célebre Sentencia del Tribunal Constitucional que está en el origen del “procés” y cuantos saben lo que es una balanza fiscal o comercial (Ahí les duele)?

¡¡Son como niños¡¡


1 comentario:

  1. El típico recurso al enemigo externo y la culpa es de los demás.
    Infantil a más no poder.

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