En la Cataluña de comienzos del año del Señor 2016 se están
viviendo acontecimientos propios de
comedia de enredo. Se calmaron los ardores guerreros, el suflé fuera del
horno que lo infló se ha deshinchado, los principales cocineros acomodan su
actuar a la moderación tratando que los Tribunales que les juzgarán por
malversación de caudales públicos y desobediencia, entre otros delitos, sean
misericordes y no los entrullen demasiado tiempo. Parece que Rajoy acertó en
su estrategia:” Dejaremos que se peleen entre ellos y cuando se cansen volverán
a pedir dinero que, al fin y a la postre, es lo que les interesa –y que les
dejen seguir robando, añado yo-.
Las melonadas del ínclito Romeva, las idioteces del estulto Junqueras, las
majaderías de “cocomocho” Puigdemont carecen de interés incluso para
criticarlas. Otrosí digo respecto de los dislates de esa cuadrilla de orates de
las autodenominadas Candidaturas de Unidad Popular y todo ello sin olvidar los
despropósitos del Duo Pinpinela (Colau-Pisarello). El tedio, el aburrimiento,
el cansancio invade a Tirios –los catalanes de toda la vida- y a Troyanos –los que
creen que pretender la independencia de un trozo del territorio del Estado
más antiguo de Europa, ahora, en el siglo XXI, en base a una identidad distinta, configurada por una
lengua, es cosa de gilipollas. (En Europa se hablan 225
lenguas y, en consecuencia, imaginar una Europa con 225 Estados, me resulta difícilmente
digerible.)
Y como la política catalana imita a la naturaleza, la cual,
como es sabido aborrece el vacío, es por ello que de vez en cuando un grupo de
abajofirmantes o “punta de ganado” juega a ver quién la tiene más larga, a
hacer méritos para seguir viviendo del Presupuesto, a agitar a la clientela para que “la cosa” no
decaiga, no vaya a ser que esos descerebrados pierdan su canonjía. La referida
punta exige que en la futura república
melonera, que no bananera, que se están montando haya exclusivamente una lengua
oficial: el catalán. El argumento que esgrimen por razones científicas puede
resumirse en la expresión “Por nos sale a nosotros de los cojones”. Este atajo
de apesebrados comparte la idea tantas veces escuchada de que Franco, en su
afán de acabar con la lengua catalana, industrializó Cataluña y mandó allí a
millones de trabajadores de Andalucía, Extremadura, Murcia, etc. para que el
castellano fuera la lengua dominante, la lengua colonizadora, la de los colonos
que vinieron a explotar a los pobrecitos catalanes y en este plan.
Este grupito de ignorantes, de indigentes culturales no son
otra cosa que la espuma de la ola Oficial, la de las instituciones autonómicas
que han hechos desaparecer conceptos como “lengua materna” sustituyéndolo por “lengua primera”, han
implantado una inmersión lingüística para “hacer nuevos catalanes”, en modo
alguno por razones cohesión social, y están empobreciendo cultural e
intelectualmente, en nombre de la causa de la Nación catalana, a varias generaciones, si este despropósito no
se corta de raíz.
Es una falacia argumentar que el catalán desaparecerá si
sigue el bilingüismo y para ello nada mejor que vulnerar elementales derechos
de los ciudadanos. ¡¡Fascistas¡¡ y si se muere ¿Qué? Siempre llorando. Cuando
lo de Franco porque no les dejaban
enseñarlo ni hablarlo oficialmente y ahora que puedeen hacer todo eso, a
seguir llorando.¡¡Catetos¡¡
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