La política económica de los distintos gobiernos que han detentado el poder y con independencia de su pertenencia a cualquier de los dos partidos mayoritarios, se ha caracterizado por inserción plena en la economía mundial lo que comporta participar de la "liberalización comercial" la privatización de los sectores económicos del Estado, la desregulación del mercado financiero, duros ajustes laborales, y, en definitiva una subordinación del interés general que el Estado dice representar a los empresariales.
Hasta el estallido de la crisis el crecimiento económico español se fundamentaba en la construcción, el turismo, la fabricación de automóviles, productos agroalimentarios y unas cuantas grandes empresas de servicios e infraestructuras. Mención especial merece el fuerte déficit de la balanza comercial dado la notoria diferencia entre importaciones y exportaciones.
En este periodo económico destacan lo siguientes aspectos:
1.- Nulo aumento de los salarios pese a la bonanza económica.
2.- Precarización del empleo.
3.- Cuestionamiento de la negociación colectiva.
4.- Pérdida de conquistas sindicales en materia de condiciones de empleo.
5.- Corrupción político-económica.
En este contexto estalla la crisis de 2007 en USA que rápidamente se extiende a Europa. La ausencia de crédito incide en el mercado inmobiliario, tanto desde la óptica de la construcción como de la compra de pisos por parte de la ciudadanía. El efecto se extiende al sector del automóvil y por supuesto al Turismo, dada la situación económica de los países de nuestro entorno cuyos ciudadanos nos visitan con asiduidad año tras año. Continuará
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