sábado, 12 de febrero de 2011

A vueltas con Egipto

A continuación reproduzco un párrafo del artículo de Marc Levine que aparece en el diario Rebelión de hoy 12-2-2011 y que está en línea de mi "entrada" de ayer sobre la revolución egipcia.

"Una revuelta más moderna y loca
Creo que la siguiente descripción resume aquello a lo que Egipto se enfrenta hoy en día tan bien, si no mejor, que la mayoría:
“No se trata de una revolución; no en el sentido literal del término, no como una manera de alzarse y enderezar las cosas. Se trata de la insurrección de hombres con las manos vacías que quieren levantar un peso terrible, el peso de todo el orden mundial que nos arrastra a todos —pero más específicamente a ellos… a esos trabajadores y campesinos en las fronteras de los imperios. Es quizás la primera insurrección contra los sistemas globales, la forma de rebelión más moderna y la más loca.
Uno puede entender las dificultades a las que se enfrentan los políticos. Plantean soluciones que son más fáciles de encontrar de lo que la gente dice... Todas ellas se basan en la eliminación del [presidente]. ¿Qué es lo que quiere la gente? ¿De verdad que no quiere nada más? Todo el mundo es muy consciente de que quieren algo totalmente distinto. Por eso los políticos dudan en ofrecerles simplemente eso, motivo por el cual la situación está en un callejón sin salida. En efecto, ¿qué lugar se puede dar, dentro del cálculo político, a un movimiento así, a un movimiento a través del cual sopla el aliento de una religión que habla menos de la otra vida que de la transformación de este mundo?”.
La cosa es que lo anterior no procede de ningún astuto comentarista del momento actual, sino del legendario filósofo francés Michel Foucault tras su regreso de Irán, donde fue testigo de primera mano de la intensidad de la revolución que, a finales de 1978, antes del regreso de Jomeini, parecía anunciar realmente el amanecer de una nueva era.
Foucault fue duramente criticado por muchas personas por no haber previsto lo que iba a ocurrir cuando Jomeini secuestró la revolución. Pero la realidad era que, en esos días embriagadores en que las cadenas de la opresión literalmente se destrozaron, no se preveía lo que iba a ocurrir. Foucault entendió que precisamente hacía falta una forma de “locura” para arriesgarlo todo por la libertad, no sólo en contra del propio gobierno, sino contra el sistema internacional que le acogió en su seno durante tanto tiempo.
Lo que quedó claro, sin embargo, fue que las potencias que más apoyaban al Shah, incluido Estados Unidos, fueron muy parsimoniosas a la hora de mostrar su apoyo a las masas que lo derrocaron. Aunque ése no es el principal motivo de que triunfara el secuestro de la revolución por parte de Jomeini, sin duda jugó un papel importante en el surgimiento de una fuerza social muy militante contra el gobierno estadounidense de resultados desastrosos.
Aun cuando Obama ha dirigido al pueblo egipcio su retórica más rápidamente que el Presidente Carter lo hizo hacia los iraníes hace tres décadas, su negativa a pedir la dimisión inmediata de Mubarak hace sospechar que, al final, Estados Unidos estaría satisfecho si Mubarak fuera capaz de capear las protestas y diseñar una transición “democrática” que dejase los intereses estadounidenses intactos en su esencia."
Magníficos análisis.Espero os gusten.

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