El diario El País de hoy 7 de mayo de 2010 publica en su página de Opinión un artículo del Jesuita José María Martín Patino titulado En defensa de una libertad frágil en la que echa su cuarto a espadas sobre el asunto de los curas pederastas y, como no podía ser menos, hace una patética defensa de sus colegas –los curas, no los pederastas-. La guinda del artículo en cuestión reza –y nunca mejor dicho- así: “No conozco pasión más anacrónica que la del anticlericalismo”.
Como es sabido Anacrónico es lo que está en desacuerdo con la época presente o que no se corresponde a la época en que se sitúa. Pues bien, dejando a un lado el deseo de que ojalá el neurótico de Saulo de Tarso nunca debió de fundar esa secta que se hace llamar Iglesia Católica Apostólica Romana, si existe en este mundo algo anacrónico, ya desde sus orígenes, y más en este mundo tecnificado y científico, es sin duda la dicha Iglesia.
En efecto, la Iglesia ha estado siempre en contra del desarrollo científico, cultural, social y económico y puede afirmarse sin caer en hipérbole alguna que su nefasta doctrina guarda estrecha relación con multitud de enfermedades mentales. Así de simple y de lamentable.Martin Patino ha perdido una gloriosa ocasión de callarse y no de defender lo injustificable y seguir viviendo a costa del Presupuesto del Estado que todos los ciudadanos, incluso los ateos y anticlericales, costeamos con nuestros impuestos.
la Iglesia Católica, como toda organización se manifiesta y ejerce sus actividades por medio de sus miembros, en este caso, curas y frailes que son los encargados de adoctrinar a los que se prestan a ello y por contra aquellos ciudadanos que tienen conciencia clara del papel de los curas y frailes en su "apostolado" son anticlericales y si como descuidadamente sostiene Martín Patino estuvo justificado el anticlericalismo en algún momento de la historía al -consecuencia que se desprende de la utilización del término anacrónico- razón demás lo es en la sociedad tecnificada de nuestros días en las que el pensamiento mágico está fuera de lugar.
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