viernes, 16 de abril de 2010

"Memoria contra la religión".

He empezado a leer Memoria contra la religión ( Editorial Laetoi, colección los Ilustrados) extenso ensayo (721 páginas) del sacerdote francés del siglo XVIII Jean Meslier y en el que el autor nos narra, en un estilo un tanto barroco, reiterativo y a ves plumbeo su experiencia vital como miembro de la Iglesia católica, como sacerdote, al que se ha encomendado un rebaño de feligreses y al que aparentemente cuida según lo establecido por la institución, institución a la que en el fondo odia profundamente por el daño que en todos los órdenes ocasiona. Temeroso de ser represaliado confía sus cuitas a esa Memoria, la cual verá la luz una vez fallecido el autor. Estamos en presencia de uno de los primeros y más importantes textos sobre ateismo, al decir de M. Onfray, una autoridad en la materia.
Es fácil imaginar las angustias y ansiedades que padeció Meslier al llevar una doble vía: por el día era el bueno del sacerdote que cuidaba a sus parroquianos en la doctrina católica y por las noches se entrega frenéticamente a poner sus pensamientos en el papel, absolutamente contrarios a su praxis profesional. Piénsese en el sufrimiento que experimentaría diariamente al cantar misa, a comulgar y a todos los rituales cristianos que para él estaban vacíos de contenido, eran liturgias hueras.
La necesaria brevedad que toda "entrada" ha de tener nos impide hacer una reseña más amplia de la obra, baste por ahora hacer somera referencia al papel jugado por la Iglesia Católica y sus doctrinas y liturgias en la salud mental de sus feligreses y, en general, en el desempeñado en el desarrollo -más bien en el atraso- económico de los países en la que ha sido aliada fiel de las clases dominantes. La miseria y el sufrimiento han surgido como setas en el bosque de otoño allí donde ha actuado esta secta creada por Saulo de Tarso.

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