lunes, 24 de octubre de 2016

Nacionalismo e izquierda en la España del XXI. (I)

El 24 de marzo próximo pasado terminaba mi “entrada” “Podemos o la ocasión perdida de la Nueva Izquierda (V)” con estas palabras:

PPodemos pretende alcanzar el Poder con la ayuda de sus colegas periféricos y moverán también el nogal hasta el punto que las burguesías, central y periférica, sellen una nueva alianza en base a sus "intereses de clase". Estos sí que tienen claro a la clase que pertenecen y cuáles son sus intereses. La muchachada, central y periférica ayudará a poner otro clavo en el ataúd donde se guardan las reivindicaciones y conquistas de las clases populares. Otra ocasión perdida y a partir del 26 de junio más Mariano Rajoy y más Troika Comunitaria y más circos en la Periferia. ¡¡Joder que tropa¡¡.

Me reitero en lo dicho entonces salvo en la fecha reseñada (26 junio) que hay que cambiar por 31 de octubre 2016 en la que el estratega vencedor será investido Presidente del Gobierno.

Sesudos editorialistas, conspicuos columnistas, tertulianos eruditos de todas las ramas del saber, habidas y por haber, analizan las causas del fiasco de las izquierdas y se lo imputan bien a Sánchez, bien a Iglesias, bien al sursum corda.

En cualquier situación de la vida social que tenga aspectos problemáticos la causa no es única, lo rigurosos es hablar de concausas y en el caso que nos ocupa se ignora la importancia que ha jugado el nacionalismo catalán junto a los errores cometidos por los citados Sánchez e Iglesias.
Históricamente está acreditado que lo largo de los siglos, con mayor o menor virulencia, el infantilismo político de los dirigentes catalanes ha aprovechado la inestabilidad política española para “sacar tajada”. ¿Cómo no recordar la Guerra del segadors en 1640 cuando la corona española estaba en guerra con Francia y hubo de enfrentarse además con los portugueses que querían un rey propio y no el de España?. Escribió  Quevedo

En Navarra y Aragón
No hay quien tribute un real;
Cataluña y Portugal
Son de la misma opinión
Sólo Castilla y León
Y el noble pueblo andaluz
Llevan a cuesta la cruz.

Con independencia de las causas últimas de la sublevación catalana merece recordarse que la “aventura” de cuatro iluminados le “costó” a la corona la pérdida del Rosellón y la Cerdaña, entre otras tierras. Otro día volveré sobre el “Corpus de sangre”.

Otro momento de las ”Glorias catalanes” es, sin duda, el de la Guerra de Sucesión a la Corona de España y la manipulación que de ella han hecho los historiadores (¿) nacionalistas con el resultado que es de ver:

“El 11 de abril de 1713 se firmó el primer Tratado de Utrecht entre la Monarquía de Gran Bretaña y otros estados aliados y la Monarquía de Francia, que tuvo como consecuencia la partición de los estados de la Monarquía Hispánica que Carlos II y sus consejeros tanto habían querido evitar. Los Países Bajos católicos (correspondientes aproximadamente a las actuales Bélgica y Luxemburgo), el reino de Nápoles, Cerdeña y el ducado de Milán quedaron en manos del ahora ya emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico, mientras que el reino de Sicilia pasó al duque de Saboya (aunque en 1718 lo intercambiaría con Carlos VI por la isla de Cerdeña).  El 10 julio se firmó un segundo Tratado de Utrecht entre las Monarquías de Gran Bretaña y de España según el cual Menorca y Gibraltar pasaban a la Corona británica —la Monarquía de Francia ya le había cedido en América la Isla de Terranova, la Acadia, la isla de San Cristóbal, en las Antillas, y los territorios de la bahía de Hudson—. A eso hay que sumar los privilegios que obtuvo Gran Bretaña en el mercado de esclavos, mediante el derecho de asiento, y el navío de permiso, en las Indias españolas.”  (Fuente Wikipedia).

“El desastre del 98” fue el caldo de cultivo en el que el incipiente catalanismo se transformó de movimiento cultural (Reinaixensa) en político.

La presencia de los catalanistas en el “Pacto de San Sebastián”, preparatorio de la IIª República, les sirvió de trampolín para, en 1931, proclamar la República catalana y más tarde, en 1934, hacer lo propio, luego el largo silencio, la resistencia de opereta al franquismo, el colaboracionismo de la burguesía que se enriqueció a costa de los millones de andaluces, murcianos, extremeños etc. que vinieron a Cataluña a partir del Plan de Estabilización económica de 1959 etc.  Y finalmente, cuando estalla la mayor crisis económica mundial después de la 1929, los catalanistas oportunistas consideran que para seguir medrando necesitan un Estado propio. En esas estamos.

Deslealtad, miseria moral, persistencia en el error al analizar la coyuntura geopolítica, irracionalismo, supremacismo en todos los órdenes etc configuran el Movimiento Nacional Catalán en el que militan gentes de grupos que se reclaman de izquierda pero que no pasan de ser pequeño-burgueses perfectamente intercambiables con los de los grupos de derecha confesa.

Con esta gentecilla pretendía Sánchez formar Gobierno. ¡¡criatura¡¡ y el aprendiz de brujo con coleta de Vallecas intenta “asaltar los cielos” con este atajo de indocumentados, militantes de la nada ideológica, revolucionarios de salón, demócratas a la violeta. A esta pretensión, llamada al fracaso, dedicaré la próxima “entrada” y las que sean necesarias para hacer un análisis, de clase obviamente, que tanta falta hace.

Nos vemos.





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