En la anterior entrega transcribíamos una frase de Errejón
que, a mi juicio, describe la filosofía política del Populismo. Dice así:
La “forma populista”, sostiene Errejón, “es aquella que
reordena el campo político mediante un discurso que construye el “pueblo” como
la mayoría política nucleada en torno a un grupo subalterno, y opuesta al
régimen existente, o a los resabios del viejo establishment una vez conquistado
el poder político. De la definición de este grupo subordinado y la naturaleza
de su subordinación –económica, étnico-cultural, políticoadministrativa, etc.–
dependerá pues el carácter ideológico de cada construcción populista: la
naturaleza del “nosotros” y el horizonte de liberación propuesto."
Quedémonos con la idea primigenia: El “Demos”, el “Populus”
ha de ser construido por un grupo subalterno, subordinado económica,
étnico-cultural, politicoadministrativamente etc respecto del “Sistema” y según
la clase de subordinación así será el “pueblo” que resulte.
Estos postmarxistas son auténticos descubridores del
Mediterráneo. Veamos.
“Populus” en latín y “demos” en griego tienen el mismo
significado en castellano: Pueblo. No obstante, hay diferencias. Mientras que
en Democracia el Pueblo es un cuerpo cívico que actúa en el marco de un determinado
Estado, en el Populismo caben dos lecturas, a saber: una, más conservadora que
confunde populus con ethnos y el resultado es la xenofobia y el etnocentrismo y
otra que tiene una concepción transversal del pueblo y desconoce las clases
sociales.
De hecho, en todo populismo aparecen elementos de cada una de
estas dos últimas concepciones si bien prima la que entiende que no hay clases
sociales, únicamente un Pueblo que se opone al anti-pueblo formado por
oligarcas, plutócratas, inmigrantes o cualquier otro grupo al que pueda
denominarse “casta” todas y cada una de las cuales pretenden anular la Voluntad
del Pueblo, fuente de toda legitimidad.
Obsérvese que esa despolitización que se esconde detrás de la
idea de la transversalidad es la razón por la que lo movimientos populistas no
esgrimen un programa claro y concreto de gobierno en las convocatorias
electorales. Ya en mi precedente “entrada” invitaba a leer el programa de
Podemos que es claro ejemplo de lo que vengo diciendo. El programa de
referencia podía ser suscrito por cualquier centrista progresista ya que no
cuestiona las causas últimas de las desigualdades sociales y sin atacar esas
causas (control privado del crédito, parcialmente de la sanidad, de la
enseñanza, sistema fiscal poco o nada progresivo etc) es imposible paliar esas
desigualdades. Nada se dice de reformas institucionales, ni económicas, ni
militares ni sobre política internacional. ¡¡Todo sea por la construcción de un “pueblo”
bueno, benéfico¡¡ ¡¡ Cuantos más seamos más nos reiremos¡
Ya tenemos el “pueblo” y ahora le insuflamos la capacidad
legitimadora que permite saltarse el Ordenamiento Jurídico vigente y que
contiene procedimientos para su modificación, pero se ignora esta circunstancia
y se preconiza una especie de nihilismo de derechas que será encauzado por el
Vicario del Pueblo: El Líder Máximo, encargado de hacer lo llamamientos
emocionales que dominan cualquier forma de planteamiento racional y así
soslayando el aspecto institucional de toda Democracia ponen el acento en la
finalidad de la toma del poder: la protección de los menesterosos por ejemplo.
En próximas “entradas” trataré de identificar estos rasgos
generales del populismo en distintos regímenes y/o partidos y países.
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