jueves, 11 de agosto de 2016

Golpe de estado "a la catalana" XII. Los intelectuales orgánicos 1.



Monserrat Guibernau es una profesora  de Ciencias Políticas afincada en Gran Bretaña aunque inequívocamente independentista. Propugna una mayor inversión en “diplomacia” ya que, sostiene,  que una declaración de independencia sin reconocimiento internacional de las naciones-Estado no pasaría de ser un “brindis al sol”. Ha escrito mucho sobre las naciones sin Estado y en una de sus obras dice:

“La formación de un movimiento nacionalista en una Nación sin Estado requiere de la existencia de algunos intelectuales dispuestos a construir un discurso nacionalista diferente de, y a menudo opuesto,  al del Estado”.

Obvio resulta afirmar que  la labor de los intelectuales  autores de la  Enciclopedia (Diccionario razonado de las ciencias, artes y oficios), obra dirigida por Denis Diderot y Jean D’Alembert, que circuló durante años por Europa y América y junto con las numerosas sociedades de pensamiento y las logias masónicas fue la base ideológica de la Revolución Francesa Influyó decisivamente en el sector social que propiciaba cambios importantes en el sistema, es decir en la burguesía, que construyó sobre ella su crítica al antiguo régimen y su modelo de estado. La Enciclopedia fue el programa de la revolución cultural burguesa, preludio de la revolución política iniciada en 1789. Pero también influyó en la forma de gobernar de muchos monarcas europeos, los cuales recogieron estas ideas del liberalismo y gobernaron como Déspotas Ilustrados. Nombres como los de Voltaire, Rousseau, Montesquieu etc están en la memoría de cualquier simple aficionado a las historia y a las ciencias políticas.

Los tiempos han cambiado tanto que puede hablarse del intelectual apesebrado o cuanto menos la situación es muy parecida a la que describe Guibernau 

“Los celos y la competencia entre intelectuales son lugares comunes. Se afanan por ser más influyentes, conseguir más reconocimiento o un puesto mejor……….. un amor genuino a la nación y el deseo de que descuelle inspira a muchos nacionalistas en las naciones sin Estado, especialmente en aquellos casos en que la nación se siente cultural, política y económicamente oprimida por el Estado”.

La interesante tesis de Guibernau tiene un punto débil: Si la pretendida nación catalana se siente cultural, política y económica oprimida por España desde hace 300 años ¿dónde han estado los intelectuales catalanes alzando su voz contra el expolio durante tres siglos? ¿Cuál es la razón de que ahora hayan aparecido tantos como setas en otoño? ¿Será cosa del Presupuesto?. ¿El capital simbólico generado por intelectuales –historiadores, filólogos, filósofos, literatos, juristas, politólogos etc-  sirve de legitimador de una opción política partidista subvencionada con Fondos Públicos de todos los ciudadanos?

Como tiene escrito Paco Bobillo (viejo compañero en el PSP)

“La mayoría de los intelectuales productivos en campos intelectuales en variadas sociedades han sido, en muchos sentidos, activa o pasiva, cultural y políticamente conformistas”.

O esta otra de H.M Enzensberger

“Los intelectuales siempre se han mostrado muy hacendosos cuando se trata de producir odio social ………. (dada)… su habilidad para articular la frustración y los resentimientos de sus compatriotas”.

O como lo llamó el francés Saint Victor.”El tesoro de odio como recurso único de un pueblo”.  Tesoro de odio indisimulado que aparece en la ponencia de clausura del simposio “Espanya contra Catalunya” de Salvador Cardús –sociólogo de cabecera de los independentistas- que la tituló, sin rubor ni pudor  “La humniliació com a factor desencadenant de l´eclosió independentista”.


Es innegable que en la preparación del ”Golpe” han contribuido de forma expresa, sin ambages, los intelectuales orgánicos del régimen pujolista, amamantados en la ubre presupuestaria. A ellos dedicaré las próximas “entradas”.

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