miércoles, 8 de enero de 2014

El ocaso de las ideologías


Veterano oidor de la tertulia "hora 25" de la cadena Ser y televidente de la de "las mañanas de cuatro" en las que las presentadoras invitan a algunos periodistas de derechas (Carlos Mendo etc) he constatado, no sin preocupación, que estos portavoces -suena mal eso de voceros- de la derecha, sea rancia o civilizada, insisten una y otra vez en lo de "voto cautivo" y reclamando que los ciudadanos voten con arreglo a los programas que las distintas opciones políticas presentan en las sucesivas convocatorias electorales, dejando de lado el partido que lo presenta. Este comportamiento sería el sumun de la modernidad, España se homologaría, en materia electoral al concierto de las naciones mas avanzadas al marginar los obsoletos, rancios etc conceptos de "inquierda" y "derecha" que pudieran tener su valor en la Asamblea Nacional Francesa durante la Revolución pero que ahora se compadecen mal con la realidad social del siglo XXI. Eso afirman los sedicentes periodistas a que me refiero más arriba y se quedan tan tranquilos. Está visto que estos periodistas de derechas son inasequibles al desaliento La postura no es nueva. Recuerdo que que en la década de los 60 del pasado siglo, un ministro de Franco (con perdón), Gonzalo Fernández de la Mora, a la sazón Ministro de Obras Públicas, publicó un opúsculo con el título de esta "Entrada" yen el que ya vaticinaba el pretendido ocaso de las ideologías (entendiendo por tales "el conjunto más o menos sistemático de creencias que intentan explicar al hombre y al mundo, a la vez que orientar su conducta a partir de ciertos valores aceptados como correctos"). En su tesis el ministro seguía al dictador del que se cuenta que consultado por un Gobernador Civil de Tarragona sobre cómo actuar ante un problema político que tenía en su Provincia le contestó "Haga como yo, no se meta en política" o lo que es lo mismo: el pensamiento político es único, es de la clase dominante, el de la derecha aunque deba ser compartido por todos los ciudadanos -mejor será decir subditos- y cualquier divergencia será anticuada, impropia del siglo XXI. La izquierda debe luchar para que esa campaña no prospere y la ciudadanía sepa que los intereses de las distintas clases sociales son antagónicos y no hay nada mas triste que ver a un obrero, un pensionista, un joven parado, votando al Partido Popular. Los "tontos de los cojones" a los que aludía el "fino" alcalde de Getafe.Volveremos sobre la cuestión.


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