Lo anterior viene a cuento de las reacciones que ha provocado el silencio gubernamental a la anunciada tregua de "acciones armadas ofensivas" acordada unilateralmente por los asesinos de ETA. Sus epígonos que militan en la autodenominada izquierda abertzale escriben en sus medios, dia si, día también que el Gobierno debe de dar pasos para iniciar una negociación con los terroristas, para crear, según ellos, un "marco democrático" donde se reconozcan los derechos colectivos (sic) y otras memeces por el estilo. A ese coro se ha unido el inefable Carod-Rovira que hoy se interroga en la prensa sobre ¿qué hace Otegui en la carcel? siendo como es hombre de diálogo. La respuesta es obvia. cumplir condena por exaltación del terrorismo y cuando cumpla su condena pues saldrá de prisión como cualquier condenado. El único dialogo entre Gobierno y representantes de los terroristas debe versar sobre el lugar, la fecha y la hora en que entregarán las armas y explosivos. A los estrategas de ETA se les pasó el arroz y ahora cuando son, por fin, conscientes de que sus erráticos fines no se pueden conseguir por la violencia buscan el diálogo para encontrar una salida a sus miserables existencias. Se han vuelto a equivocar. Han dejado pasar el tiempo sin caer en la cuenta de que con el Partido Popular y su nacionalismo españolista exacerbado no podrían sacar contrapartidas como libertad de condenados, legalización de sus partidos etc y como, por otro lado, el PSOE carece de apoyos para reanudar una diálogo que, en su caso, sería largo en el tiempo y la fecha de la próxima convocatoria electoral está muy próxima -18 meses- como para embarcarse en aventuras con asesinos de la peor ralea.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Interrogantes.
Hay dos "sistemas" o corrientes de pensamiento que comparten naturaleza: el irracionalismo que las impregna. Son las religiones y los nacionalismos. Las primeras se inventan un un dios creador que nombra delegados en la Tierra con la misión de adoctrinarnos en principios cuyo fundamento es la fe, entendiendo por fe la creencia en las cosas no basada en la evidencia de las mismas sino en la autoridad de quien las sostiene o afirma. El nacionalismo se inventa las comunidades, las imagina, con su origen y su destino y sus representantes en la tierra de que se trate, ignorando el concepto de ciudadanía, reparten credenciales de patriotismo, condenando al ostracismo a aquellos que no tengan sentido borreguil de pertenencia a grupos humanos cuya identidad no tiene mayor calado que la que une a los pelirrojos o a los fumadores en pìpa. No obstante la inconsistencia y endeblez intelectual de unas y otros sus militantes adoptan una postura de superioridad de toda clase que evidencia sus carencias de toda naturaleza.
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