sábado, 31 de julio de 2010

Recrearse en el ridículo

La edición de ayer 30-07-2010 del diario El País publica un artículo de su colaborador habitual Joan B. Culla i Clará, historiador nacionalista especialista en sacar "punta" de su tendencia a cualquier cuestión que le venga a las mientes. En esta ocasión trata sobre el no reconocimiento del Gobierno Español a la declaración de independencia de Kosovo. Una frase resume la tesis del articulista:"España teme que la soberanía de un nuevo país del tamaño de Soria pueda amenazar la obra de los Reyes Católicos". Como chiste es malo y como argumento carece del mínimo rigor intelectual pero así es siempre el inefable Culla i Clara, en todo caso tildar de ridícula la postura del Gobierno español es de una osadía mayúscula como veremos a continuación. El diario digital "Rebelión" (de obligada lectura para aquellos que deseen tener una información alternativa a la de los medios de desinformación general) del día 28-07-2010 publica un artículo de José Gabriel Zurbano en el que se puede leer:


Y así llegamos a Kosovo, provincia serbia de población mayoritariamente albanesa. Aquí se volvieron a alimentar los odios étnicos y religiosos para descuartizar aún más lo poco que quedaba de Yugoslavia. A principios de 1999, los guerrilleros respaldados por la CIA del Ejército de Liberación de Kosovo [UÇK, por sus siglas en albanés] atacaron objetivos civiles y anunciaron sin ambages que esperaban que la violencia provocara una dura respuesta serbia que pudiera servir a continuación para suscitar apoyo en la opinión pública occidental a un ataque contra Yugoslavia.¹
Para quien quiera saber algo de la historia del Tribunal Penal Internacional en relación con el caso de Kosovo, sería bueno que se recordase que en 1999, cuando se constituyó un tribunal internacional para juzgar los crímenes en los Balcanes, un colectivo de juristas internacionales solicitó a esa Corte que investigara los crímenes de la OTAN durante la campaña de bombardeos sobre Serbia; una solicitud precedida por la presentación de pruebas documentales recogidas por las principales organizaciones internacionales de derechos humanos, junto con explícitos reconocimientos por parte de mandos de la OTAN. La Corte internacional y sus investigadores rechazaron la petición sin hacer indagaciones, en contra de lo que marcan sus estatutos, aduciendo que “aceptaban las garantías de buena fe de la OTAN”. Entonces Yugoslavia presentó cargos ante el Tribunal Mundial acogiéndose a la Convención sobre Genocidio. El gobierno estadounidense se autoexcluyó de esas acusaciones de genocidio y el Tribunal —de nuevo incumpliendo sus propios estatutos— aceptó esa “autoexclusión” y se inhibió.²
Como hemos podido ver, en éste como en otros muchos casos y conflictos, la comunidad internacional ha actuado de forma injusta frente a la injusticia que pretende sofocar. Con negligencia, alimentando odios ancestrales y sin intervenir de manera política, ni siquiera humanitaria, sino que, cuando se ha actuado, ha sido siempre por la fuerza, bombardeando de manera indiscriminada. Ahora la Corte Penal internacional juzga a los vencidos, a los mutilados, a los descuartizados, y los declara culpables… La llama de los Balcanes sigue encendida y hay quien sigue alimentando el fuego.
No creo para nada que este ensañamiento se pueda cebar alguna vez con España. Las condiciones históricas y presentes son muy diferentes. Además, los norteamericanos andan avisando, «tranquilos, los independentistas catalanes no son terroristas kosovares, simplemente no tienen enfrente un Estado al que queramos destruir»… Gracias a Dios."

Otro artículo en el mismo sentido:


"Antecedentes criminales
Tras una guerra de agresión dirigida por EEUU y la OTAN contra lo que quedaba de Yugoslavia en 1999, las fuerzas independentistas albano-kosovares encabezadas por la banda armada UÇK (siglas en albanés de “Ejécito de Liberación de Kosovo”) se hicieron con el poder de facto en una especie de protectorado que desalojó a la administración yugoslava en Kosovo, región actualmente multiétnica aunque cuna de los serbios como nación allá por el siglo XII, casi dos siglos antes de la llegada de albaneses a ese territorio. La UÇK había sido catalogada no mucho tiempo atrás como “grupo terrorista” por el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, y su origen se sitúa en las poderosas redes mafiosas albanesas de la droga, la delincuencia y la trata de blancas surgidas tras la desaparición del Estado socialista en la vecina Albania. Posteriormente, la UÇK adquirió un creciente protagonismo en Kosovo gracias al apoyo logístico y económico de los servicios secretos alemanes y de la CIA durante la Administración demócrata de Bill Clinton.

El 17 de febrero de 2008 las autoridades del protectorado albano-kosovar, ya reconvertidas de delincuentes de la droga y la prostitución en autoridades civiles democráticas apoyadas por EEUU y la OTAN, autoproclamaron su independencia de Serbia. Dos años después llega esta sentencia de La Haya que viene a dar cobertura jurídica a esta peculiar vía a la independencia por medio de la combinación de la lucha armada de una banda de delincuentes comunes y terroristas con las bombas de EEUU y la OTAN del tándemClinton-Solana [1] de 1999. Los bombardeos que éstos ordenaron (38.000 misiones de combate en 10 semanas) causaron miles de víctimas y grandes destrozos en Yugoslavia; una guerra de agresión en toda regla cuyos crímenes no ha visto ni juzgado hasta la fecha tribunal internacional alguno."

En el mismo diario escribe Jonathan Martinez:
"
Hashim Thaçi avanzó hacia el atril con los papeles bajo el brazo, puso cara de primer ministro y proclamó la República de Kosovo entre los aplausos parlamentarios y los fogonazos de las fotografías. Era 17 de febrero de 2008 y su nombre aún permanecía en el inventario de organizaciones terroristas del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. En la guerrilla albanesa le llamaban Serpiente.
Condoleezza Rice y George W. Bush no tardaron en adelantar la bendición estadounidense a la independencia kosovar. Thaçi ya no era el líder de una organización armada que se enriquecía con el narcotráfico y el crimen organizado, sino el respetable portavoz del Partido Democrático de Kosovo. UÇK ya no era el grupo furtivo que había llenado las cunetas de cadáveres serbios, gitanos y albaneses indistintamente, sino el cuerpo policial legítimo de Kosovo en colaboración con los efectivos de la OTAN.
Años atrás, la Alianza Atlántica había encontrado en la Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija el territorio más propicio para culminar la demolición de la República Federal Socialista de Yugoslavia, y a la vez, el atajo más rápido para la ocupación militar de los Balcanes y la tutela de una geografía propicia para los intereses corporativos del petróleo. La administración de Bill Clinton tuvo oportunidad de ensayar en Serbia los mismos esquemas de propaganda, invasión y saqueo que después perfeccionó George W. Bush en Afganistán y en Iraq.
El 11 de febrero de 1996, UÇK orquestó un ataque contra refugiados serbios procedentes de Krajina que quebraba el camino de desobediencia civil abierto por el presidente kosovar Ibrahim Rugova. Se adivinaba una declaración de guerra. Los enfrentamientos entre el ejército yugoslavo y la nueva guerrilla albanesa se prolongaron durante casi tres años, hasta que la diplomacia estadounidense decidió que el gobierno de la República Federal de Yugoslavia debía ser juzgado por crímenes de guerra mientras que los militares de UÇK eran honorables libertadores con quienes resultaba oportuno fotografiarse ante la prensa. Quinientas mil víctimas albanesas que nunca existieron sirvieron para argumentar la urgencia de una agresión militar contra la población serbia."

Estos testimonios son harto elocuentes y dada la cultura que suponemos en el historiador nacionalista o mejor dicho el nacionalista historiador sr. Culla i Clará son conocidos por él pero los oculta a sus lectores en un ejercicio de deshonestidad intelectual propio de los nacionalistas que habitualmente recurren a todo tipo sofismas, argumentos torticeros e inextricables para el mejor servicio de su causa cayendo siempre en el más absoluto de los ridículos o, por otro lado, ¿le interesa tanto la independencia de Cataluña al sr. Culla que no le importa que venga de la mano de los nazi-fascistas como en el caso de Kosovo?.

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