viernes, 30 de julio de 2010

El fin de curso político

El presidente del Gobierno ha dado por finalizado el curso político, curso definido por el ataque de los mercados internacionales a la deuda española en los primeros días de mayo, por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catalán, por el vuelco de la política económica y social impuesta por la UE y por el fin de la presidencia de la UE. El año político ha sido un verdadero annus horribilis para el Presidente y el partido que lo sustenta. La respuesta proporcionada a esos desafíos ha sido manifistamente mejorable y en algunos casos -recortes salariales y de pensiones etc.- francamente regresiva, más propia de la derecha que que de una socialdemocracia que se precie de ello. Esa política le costará el Gobierno en las próximas elecciones por aquello de que la ciudadanía prefiere el original a las copias y para una política de derecha mejor el original -el Partido Popular- que una burda copia -el PSOE-. No se le presenta mejor al Gobierno el otoño que se aproxima a marchas forzadas y donde esperan la huelga general (recalentada con la reforma laboral recién aprobada), la reforma de las pensiones, las elecciones catalanas y el debate y votación de los Presupuestos Generales para el 2011 a lo que hay que unir el retraso en la tramitación de leyes de carácter progresistas -la de libertad religiosa por ejemplo-, todo lo cual conforma un panorama negro para para la mayoría progresista de este país. Confiemos en equivocarnos.

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