La globalización está incidiendo de manera directa en los límites y funcionamientos del poder político de los estados nacionales que se traduce en el rompimiento y eliminación de los marcos institucionales que ponen trabas al funcionamiento del capitalismo, fenómeno al que se denomina "desregulación" del capital a escala planetaria y afecta de manera directa al grado de soberanía y autonomía de los estados nacionales. El proceso de globalización tiene efectos en el campo de de la política y en el resurgimiento de la importancia de las regiones. Para comprender dicho proceso es menester tener en cuenta dos características:
A) La globalización económica: que tiene su principal reflejo en el campo de las finanzas y en la forma como se llevan a cabo la producción y los intercambios transnacionales que ha instaurado una mundialización del sistema económico que ha generado una creciente interconexión e interdependencia entre las diferentes economías nacionales que se ven en desventaja ante las fuertes cantidades de capital generado por las corporaciones multinacionales.
B) Consecuencia de lo anterior es un trastorno del "principio territorial" clásico sustituido por un proceso de supraterritorialidad en el que además de la globalización económica han intervenido las grandes migraciones, la revolución de las telecomunicaciones y del transporte mundial y la multiplicación de los particularismos y de las expresiones étnicas y culturales de diverso cuño.
El intercambio dialéctico que los flujos de capital generan entre lo mundial y lo local, unido a los de inmigración hacia países más prósperos producen en los estados-nación presiones en múltiples flancos: a) supranacional por las grandes transnacionales y b) subnacional por las minorías sedicentes nacionales que buscan acomodo y autonomía dentro del Estado basándose en pretendidos derechos históricos y un más que discutible superior desarrollo económico de la región respecto del resto del Estado del que forman parte.
El Estado social y democrático de derecho, el Estado del Bienestar, que las luchas del movimiento obrero han conseguido en el último siglo y medio se ve amenazado por los imperios privados transnacionales y por el ultraliberalismo que practican los gobiernos de la derecha que pretenden “adelgazarlo” de sus competencias y por los nacionalismos periféricos que caminan en el mismo sentido como paso previo para la independencia política es el último bastión de las clases populares . La defensa de este Estado del cerco y acoso que sufre es tarea de “los de abajo” que deben luchar por la profundización democrática del mismo como única salida a la crisis económico-financiera que amenaza con llevarse por delante los derechos adquiridos de las clases trabajadoras y populares.
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